sábado, 31 de octubre de 2009

Memorias de Moribia: Pruebas


Hasta ahora no había sido dada a conocer esta imagen. Pero llegado este momento de la investigación mis especímenes comenzaron a razonar y a escaparse.

Durante el comienzo del experimento parecía ser imposible mezclar estructuras genéticas tan complejas como la de los seres naturales de Moribia. Tenía la misión encomendada, debía salvar a los habitantes de este suelo adaptándolos a la destrucción climática que había generado el efecto invernadero. Para que los humanos sobrevivieran era necesario bajar la temperatura de sus cuerpos a 7 grados centígrados,  de otro modo morirían sin remedio.


Confieso que nunca estuve convencido de tener que jugar a ser Dios...  pero existía un problema más,  para llevar la temperatura corporal a siete grados centígrados  debe acariciarse el umbral de la muerte. Nunca pensé que adaptar al humano a tierras hostiles generaría una contrapartida más dañina que el mismo ser.


El experimento fue exitoso, luego de varios meses de investigación comenzamos a clonar humanos con genes riptoides...  y riptoides con genes humanos...
 

No he visto luz natural en 18 largos años. Voy a proceder a bajar la temperatura de mi cuerpo y a inyectarme una dosis fuerte de calmantes para poder ver el sol de vuelta. Hace una hora activé el sistema de seguridad de las jaulas ... Morirán todos.
 

No soporto la omnipotencia del hombre sobre la naturaleza.

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